Los judíos tenían una "influencia
desmoralizadora sobre la religiosidad y el carácter
nacional". (Ellos) le habían traído al pueblo
alemán "más daño que beneficio". Los
judíos habían demostrado "un odio" mortal hacia
Jesús, mientras que el arrio Poncio Pilato muy
gustosamente lo hubiera dejado libre"…Los
judíos… "en su odio ilimitado hacia el cristianismo
todavía estaban a la vanguardia de los que están
buscando destruir a la Iglesia. Roth, un cura párroco que
fue un oficial en el Ministerio Nazi de Asuntos Eclesiales,
llamó a los judíos "una raza moralmente inferior
que tendría que ser eliminada de la vida publica". El Dr.
Haeuser, en un libro con el Impimatur de los diócesis de
Regensburg, llamó a los judíos "la cruz de
Alemania, un pueblo repudiado por Dios y bajo su propia
maldición (quienes) llevaban gran parte de la culpa de
que Alemania haya perdido la primera guerra
mundial…" . El padre Senn dijo que Hitler era "la
herramienta de Dios, llamada para vencer el judaísmo". El
nazismo, dijo, proveía "la ultima gran oportunidad para
sacarse de encima el yugo judío".
La iglesia cooperó plenamente con los nazis "en
clasificar a la gente de descendencia judía…" Un
sacerdote escribió en el Klerusblatt: "haremos lo mejor
para ayudar en este servicio al pueblo". La Iglesia continuo su
diabólica "cooperación" durante todo el tiempo que
duró la guerra, aun cuando ser judío significaba
"la deportación y destrucción física
definitiva". La Iglesia sabía perfectamente bien el
destino horroroso de los judíos. En un discurso
pronunciado el 30 de enero de 1939, sólo meses antes de
que su ataque a Polonia comenzara la guerra, Hitler había
dicho de que si se declaraba la guerra, esto resultaría en
"la exterminación de la raza judía".
La iglesia aprobaba el totalitarismo de Hitler siempre y
cuando ella pudiera ser su asociada. La investigación
minuciosa que Guenter Lewy llevó a cabo de los documentos
pertinentes de todo el periodo nazi indica que "la Santa sede no
estaba más opuesta a las doctrinas políticas
centrales del nazismo que lo estaban los obispos alemanes
personalmente".
El cardenal Faulhaber "fue hasta el extremo de aclarar
de que él no estaba preocupado por defender a sus
contemporáneos judíos judios". Dijo que uno tenia
que distinguir entre los judíos antes de la
crucifixión de Cristo y después. En 1939, el
arzobispo Grober declaró que:
Jesucristo…había sido fundamentalmente
diferente de los judíos de su tiempo, de tal forma que lo
habían odiado y habían exigido su
crucifixión, y el "odio homicida de ellos ha continuado
durante los últimos siglos".Jesús había sido
judío, admitió el obispo Hilfrich de
Limburg…en 1939, pero "la religión cristiana
ha…tenido que hacerse paso a este pueblo".El
teólogo karl Adam defendió la presentación
de la pureza sanguínea del pueblo alemán como un
acto justificado en defensa propia, porque…"el mito del
alemán, su cultura y su historia están
decisivamente moldeados por la sangre".
Un artículo sobre la revolución de
1918 en el diario de los sacerdotes de Bavaria expuso el papel de
los judíos en esta puñalada en la espalda del
invencible ejército (y siguió con la misma
cantinela de cosas similares).
El cardenal Bertram, jefe de la provincia
eclesiástica de Alemania Oriental, y el arzobispo Grober,
jefe de la provincia del Alto Rin, junto con otros obispos,
expresaron preocupación por las despedidas de empleados
públicos católicos por el nuevo gobierno. Al mismo
tiempo, sin embargo, los obispos rechazaron los informes de
brutalidad en los nuevos campos de
concentración.
Grober hasta se volvió un "miembro promotor" de
la SS y continúo dando sus contribuciones financieras
hasta el mismo final.
Lo que el
vaticano y los obispos alemanes sabían
Los líderes católicos se oponían al
nazismo solo cuando entraban en conflicto con "los asuntos e
intereses de la Iglesia". Por lo tanto, mientras guardaban
silencio con respecto al Holocausto en general, la Iglesia
habló en favor de los judíos y trató de
proteger a judíos convertidos al catolicismo. Ese hecho
hace que su fracaso en oponerse a la exterminación nazi de
los judíos sea algo mucho más responsable.
Había 30 millones de católicos en Alemania. Aunque
a los judíos los ayudaban secretamente (por algunos
individuos católicos), la iglesia nunca reconoció
públicamente que la defensa de los judíos era un
deber cristiano". El Vaticano prohibió severamente muchos
otros libros, pero nunca incluyó a Mein Kampf ni
las obras antisemitas ponzoñosas de numerosos
líderes de la Iglesia en su Índice de lecturas
prohibidas.
Joseph Muller, un oficial del servicio secreto militar y
confidente del cardenal Faulhaber, "mantuvo a su episcopado bien
informado de las atrocidades sistemáticas que se
cometían en Polonia". Lo mismo hizo Hans Globke, un alto
oficial católico en el Ministerio del Interior "encargado
del manejo de asuntos raciales". El Vaticano y los obispos
alemanes, junto con la mayoría de la población
alemana, sabían perfectamente bien que a los judíos
se los juntaba y exterminaba. Viereck nos recuerda
que:
El experto de Hitler en exterminación, Rudolf
Hoess, escribió en Commandant of Auschwitz:
Cuando soplaba un viento fuerte, el hedor a carne humana quemada
se diseminaba por muchas millas y hacia que todo el vecindario
hablara sobre la quema de los judíos". De aun otro campo
más anota que siempre que un autobús con victimas
pasaba por allí, hasta los niños alemanes se
reían alegremente en la calle diciendo: "! Allí
viene el cajón asesino otra vez!".
La Iglesia sabia bien lo que estaba pasando pero
cerró sus ojos y sus labios. Kurt Gerstein, un miembro
secreto de la oposición evangélica a Hitler, se
hizo un oficial de la SS a fin de descubrir el secreto de los
campamentos de exterminación y contarlo al mundo. Le trajo
su informe al representante personal del papa en Berlín,
quien rehusó verlo cuando le explicó el
asunto.
"Había decenas de miles de sacerdotes en las
ciudades, pueblos y villas por toda Europa. Vieron como vaciaban
las casas, deportaban a los aldeanos; oían confesiones.
Generalmente estaban bien informados". Los soldados
católicos regresaban periódicamente del frente ruso
con informe de masacres en masa. "El Vaticano estaba entre los
primeros que sabían de los programas de genocidio. La
información autorizada sobre las matanzas fue enviada. Al
Vaticano por sus propios diplomáticos en marzo de
1942".
Hitler se pavoneaba de sus intenciones y hechos malvados
ante el mundo. Por otra parte, el Vaticano no tenia excusa para
estar asociado con los nazis ni por su silencio atronador con
respecto a la cuestión de los judíos. A medida que
aumentaba el mal, la Iglesia Católica Romana continuaba
trabajando con el Fuehrer y hasta lo alababa. Aun después
que las tropas de Hitler se pusieron en marcha y tomaron las
tierras desmilitarizadas del Rin , a pesar de las promesas en
sentido contrario, los lideres católicos de toda Alemania
lo elogiaron, entre ellos el cardenal Schutle, en al Catedral de
Colonia.
El concordato con Hitler no era nada nuevo. Los papas
habían sido socios de gobernantes malvados durante siglos.
¿Haría Jesús un trato con Pilato o el
apóstol Pedro con Nerón? Sin embargo, los que
pretendían ser sucesores de Pedro habían concertado
alianzas impías con emperadores paganos desde Constantino
en adelante y continuaron en la alianza con Hitler hasta que
termino la guerra, cosechando cientos de millones dólares
que el gobierno Nazi le pegó al Vaticano.
El fracaso moral
del silencio
A Pío XII se lo conocía por sus
advertencias francas a los fieles contra el "abuso de los
derechos humanos", sin embargo, guardaba silencio con respecto al
holocausto. Jamás habló una sola palabra en
público contra la exterminación sistemática
de Hitler de los judíos, porque al hacerlo habría
condenado a su propia Iglesia por hechos similares. Los
historiadores concuerdan en que este silencio alentó a
Hitler y añadió a su obra de genocidio
abominable.
El papa hacia alarde de que él era el protector
de la moral para el mundo, sin embargo no dijo nada ante el peor
crimen de la historia humana. En su primera encíclica,
emitida en octubre de 1939, Pío XII declaró que su
oficio como vicario de Cristo exigía que "testificara de
la verdad con firmeza apostólica". Continúo
explicando que:
Esto debe involucrar necesariamente la
exposición y refutación de errores y faltas
humanas; porque éstas deben hacerse conocer antes de que
sea posible atenderlas y sanarlas…en el cumplimiento de
este nuestro deber no nos dejaremos influir por consideraciones
terrenas ni nos detendrán la desconfianza ni la
oposición, ni aun por el temor a conceptos o
interpretaciones equivocadas.
Estas eran palabras de mucha pretensión, pero
demostraron ser absolutamente vacías. El mismo día
que Pío XII comenzó su pontificado, Mussolini echo
de Italia a 69.000 judíos y el papa no dijo nada. Unas
semanas más tarde Italia invadió Albania. El papa
protestó, pero "no porque un país había sido
cruelmente atacado, sino porque la agresión se
había llevado a cabo en un viernes santo. ¿Y este
era el "vicario" de Cristo?
Al igual que el papa de ellos, los obispos alemanes
habían prometido varias veces "condenar valientemente la
injusticia". En 1936 el cardenal Faulhaber declaró que un
obispo no podía ser el siervo de Dios "si hablara para
agradar a los hombres o guardaba silencio por temor a los
hombres". En julio de 1941, el obispo Galen afirmó ser el
defensor de todos los "derechos y libertades fundamentales" que
Dios le ha dado al hombre, y que su deber era
"osadamente…marcar como una injusticia que clama al cielo
por la condenación de inocentes indefensos".
Otros obispos tronaron desde los pulpitos con una
retórica hueca parecida, todos los cuales permanecieron
callados mientras seis millones de judíos eran
sistemáticamente exterminados como si fueran cualquier
clase de alimañas. La continuada hipocresía
demuestra demasiado bien que ésta no es la verdadera
Iglesia.
El cardenal Joseph Ratzinger, ahora en su tercer termino
quinquenal como cabeza de equivalente moderno de la Santa
Inquisición, presto servicio con las fuerzas militares en
Alemania durante la guerra, a pesar de que no participó en
el combate admitió personalmente que estaba conciente del
Holocausto. Ningún alemán podría haber sido
totalmente ignorante de eso. Ratzinger ahora confiesa que "El
abismo del Hitlerismo no podía pasarse por alto". Sin
embargo, no le prestó atención cuando le hubiera
costado algo si hubiera hablado en contra del
Holocausto.
Con toda seguridad que ahora, como el perro
guardián de la ortodoxia y el funcionario que había
prestado servicio por más tiempo, y el más poderoso
en el Vaticano después del papa, Ratzinger podía
enmendarse tanto por su propio silencio como por el de su Iglesia
durante todo el Holocausto. ¿Por qué no ofrecer un
arrepentimiento genuino y acongojadas disculpas a los
judíos? Hasta ahora los papas continúan con el
silencio de piedra de Pío XII.
No pueden
escaparse de la culpa
Se ha considerado que si el papa hubiera protestado,
como muchos le rogaron que lo hiciera, sólo habría
hecho que las cosas se empeoraran para los judíos.
¿Podrían haber sido peores? ¿Acaso el
silencio del Vaticano salvó a alguien? Evidentemente que
no. De Rosa lo expresa muy bien cuando dice: "habría un
solo hombre en el mundo cuyo testimonio Hitler temía
más, puesto que muchos en sus fuerzas armadas eran
católicos. Ese único hombre no dijo nada. A pesar
de lo que Winston Churchil llamaría 'probablemente el
crimen más grande y más horrible que se haya
cometido en toda la historia del mundo' (el papa) decidió
permanecer neutral".
La Iglesia no anduvo con rodeos en oponerse al programa
nazi de eutanasia y tuvo éxito en detenerlo. Los obispos
hablaron claro contra el maltrato de judíos que se
habían vuelto católicos y contra el clasificarlos
como católicos judíos a los que sólo eran
parcialmente judíos. Se opuso al divorcio forzado de
judíos casados con católicos y la subsiguiente
deportación del cónyuge judío. Pero nunca
habló claramente contra la destrucción de los
judíos. Como Guenter Lewy lo dijo:
Cuando miles de antinazis fueron torturados hasta
la muerte en los campos de concentración de Hitler, cuando
la clase docta de Polonia fue masacrada, cuando cientos de miles
de rusos murieron porque los trataban como esclavos subhumanos, y
cuando 6.000.000 de seres humanos eran asesinados porque no eran
arrios, los oficiales de la Iglesia Católica en Alemania
alentaban al régimen que perpetraba estos crímenes.
El papa en Roma, el líder espiritual y maestro supremo de
moral de la Iglesia Católica Romana, permaneció
callado.
A pesar de éstas, las mayores de las
depravaciones morales que la humanidad se ha visto obligada a
presenciar en los recientes siglos, enseñanzas morales de
la Iglesia [alegadamente] dedicadas al amor y la claridad no
podían oírse de ninguna otra forma excepto
generalidades inciertas.
Cuando en 1943, la Gestapo, en el proceso de deportar
los últimos judíos al este para exterminarlos
"capturó varios miles de cristianos no arrios en
casamientos mixtos [unos 6.000 en Berlín
solamente]…algo inesperado y sin paralelo sucedió.
Las esposas arrias de ellos los siguieron al lugar de
detención temporaria y allí se pararon durante
horas gritando y llorando por sus esposos. Al darse cuenta de que
eso era para el secreto de toda la maquinaria de
destrucción de ellos, la Gestapo cedió y los
esposos arrios fueron puestos en libertad. Aquí no hay un
ejemplo de lo que una conciencia indignada puede lograr, aun
contra el aparato de terror de Hitler.
Cuando Edoardo Senatro, corresponsal de L`Osservatore
Romano en Berlín, "le pregunto a Pío XII si no iba
a protestar por la exterminación de los judíos, se
informa que el papa le respondió: `No se olvide de que
millones de católicos están en los ejércitos
alemanes. ¿Acaso les voy a crear conflictos de
conciencia?`". Guenter Lewy lo resume como sigue:
El papa sabia que los católicos alemanes
no estaban preparados para sufrir el martirio por su Iglesia; y
estaban mucho dispuestos a incurrir en la ira de sus gobernantes
nazis por respeto a los judíos, a quienes sus propios
obispos durante años habían castigado como una
influencia perjudicial a la vida alemana.
En el análisis final…el silencio
del Vaticano sólo refleja el profundo sentimiento de las
masas católicas en Europa, las de Alemania y Europa
Oriental en particular. El fracaso del papa era una medida del
fracaso de la Iglesia de convertir su evangelio de amor fraternal
y dignidad humana en una realidad viviente.
Mientras el mundo les daba la
espalda
El silencio del papa Pio XII con respecto al Holocausto
fue, al principio, apañado y alentado por los Estados
Unidos (el presidente Roosevelt también guardo silencio),
Gran Bretaña, y la Suiza "neutral". Estos países
literalmente hicieron que los judíos que se escapaban
volvieran a los nazis y a una muerte segura. En los meses
cruciales cuando todavía había una oportunidad para
que muchos judíos salieran de Alemania, el Departamento de
Estado de los Estados Unidos deliberadamente bloqueó la
inmigración de los judíos y demoró procesar
los documentos validos hasta que los solicitantes fueron
acarreados a los campos de exterminación nazis.
Tal fue el fruto del antisemitismo que era desenfrenado
durante los 1920 y 1930 de un extremo a otro de los Estados
Unidos. Fue una de las páginas más negras de la
historia de los Estados Unidos. Los horribles hechos de la
complicidad de los Estados Unidos en el Holocausto a los
más altos niveles del gobierno se presentaron en parte el
6 de abril de 1994, en televisión, por la Public
Broadcasting System:
[Senadores y Diputados] abiertamente destilaban
veneno antisemitico en los mismos salones de la capital de la
nacion…Habia campañas antisemiticas dirigidas por
más de 100 organizadores de un extremo al otro de los
Estados Unidos…
El padre Charles Coughlin, un sacerdote
católico, era el portavoz antisemítico más
influyente del país. Su programa de radio llegaba a 3
millones de personas.
Documentos que se han descubierto recientemente prueban
que tanto los Estados Unidos como Inglaterra no quisieron aceptar
judíos y obstruyeron su inmigración. Lejos de
presionar a Hitler para que detuviera las matanzas, Inglaterra y
Estados Unidos temían que el Fuehrer , si lo
presionaban indebidamente, podía descargar miles de
judíos sobre los norteamericanos y los británicos.
Esto era lo último que estos gobiernos hipócritas
querían a pesar de que públicamente se retorican
las manos reaccionando ante las atrocidades nazis. Las potencias
occidentales, al igual que el Vaticano y en asociación con
éste, eran realmente cómplices en el Holocausto. La
verdad es casi demasiado terrible de enfrentar.
No es menos significativo el hecho de que la Iglesia
nunca excomulgó a Hitler, ni a Mussolini, ni a Himmler, ni
a ningun otro de los participantes claves en el Holocausto.
Siguieron siendo Católicos hasta el fin refugiados bajo la
Madre Iglesia. Además, la Iglesia ha mentido
deliberadamente acerca de su participación, diseminado
"una leyenda de resistencia" a los nazis que necesita corregirse.
Excepto en raras ocasiones para unos cuantos individuos, hubo
colaboración, no resistencia.
Asimismo, los que trabajaron con los nazis, lejos de ser
reprendidos, fueron recompensados por Roma. Guenter Lewy nos da
unos ejemplos:
Este encubrimiento [de la verdad acerca de la
cooperación católica] fue tan audaz y exitoso que
en Alemania…ni un solo obispo tuvo que renunciar a su
cargo [por cooperar con los nazis].
Todo lo contrario, al obispo Berning, que
había trabajado hasta la caída de Hilter en el
Concilio del Estado de Prusia de Goering, en 1949 le dieron el
titulo honorario de Arzobispo. Herr von Papen [quien ayudó
a negociar el concordato de 1933] fue ascendido a camarlengo
secreto papal en 1959.
Semejantes recompensas para hombres que
estuvieron profundamente involucrados con el régimen nazi
representan una burla a las figuras heroicas…que murieron
peleando contra Hitler.
Pío XII afirmó que sus encíclicas
eran tan obligatorias sobre la Iglesia como las declaraciones ex
cátedra. Por lo tanto, si hubiera dado una directiva a los
miembros de su Iglesia, es posible que hubiera derrocado a Hitler
al comienzo mismo del conflicto. La secuencia de los sucesos, con
la Iglesia Católica Romana literalmente colocando a Hitler
en el poder y apoyándolo de allí en adelante,
refuta la pretensión de los papas de que ellos son viarios
de Cristo y son guiados por el Espíritu Santo.
El antisemitismo
va en aumento
Los recuerdos son efímeros y engañosos, y
la conciencia del mundo es fácil de endurecer, y ha
necesitado un aviso reciente por la United Jewish Appeal
(Apelación de la Unión Judía) que ha
aparecido en las principales revistas. Muestra un cuadro de una
unidad militar no oficial de camisa negra en la Rusia de hoy
(aparentemente relacionado con el sorpresivo surgimiento al poder
del fascista fanático, Vladimir Zhirinovsky ), dando el
saludo fascista fanático con el brazo extendido. El
titular decía: "PARA LOS JUDIOS EN LA EX UNION SOVIETICA,
LOS LETREROS DE SALIDA ESTAN CLARAMENTE MARCADOS". La
apelación continúa diciendo:
Los letreros son demasiados familiares. Los
fascistas de camisa negra pasan marchando. Las sinagogas, en
forma misteriosa, son destruidas por las llamas. Vladimir
Zhirinovsky, extremista de la derecha, despotrica contra los
judíos y los "complots sionistas". Y su partido gana
más votos que cualquier otro en Rusia.
Una vez más, los oportunistas se quejan de
las terribles condiciones y echan la culpa a los judíos,
el antisemitismo añade a la miseria de la vida en la ex
Unión Soviética: una grave situación
económica. La deprimente falta de oportunidad para una
educación, para una vida mejor.
Pero hay esperanza: La Operación
Éxodo.
Hasta ahora, la Campaña Operación
Éxodo de la Federación de la UJA ha ayudado a
rescatar a 500.000 judíos de la ex Unión
Soviética: 69.132 en 1993 solamente. Y los trajo a
Israel.
No obstante, todavía quedan 1.4 millones de
judíos. Con su apoyo, ellos pueden dejar atrás el
odio y la desesperación. Antes de que sea demasiado
tarde.
Sírvase contribuir generosamente a
Operación Éxodo y a la Campaña Anual. Esta
vez podemos ver claramente lo que está pasando
allá. Y todos los letreros señalan en una misma
dirección. La salida.
Llame a Operación Éxodo ahora al
1-800-880-1426. O llame a su Federación Judío
local.
Las ex republicas soviéticas no son los
únicos lugares donde hay una renovada amenaza evidente a
la vida y cultura de los judíos. El antisemitismo
está surgiendo por todas partes, incluyendo los Estados
Unidos. Un reciente despacho de la Associated Press informaba lo
siguiente:
Los asaltos amenazas y vejámenes
antisemíticos han aumentado de golpe un 23 por ciento en
los Estados Unidos el año pasado…La ADL (Liga de
Antidifamación) informó de 1.867 actos
antisemíticos en general en 1993, la segunda cifra mas
alta en la historia de 15 años de estudio. La más
alta fue de 1.879 en 1991. El total en 1992 fue de
1.730.
El estudio descubrió 1079 informes de
asaltos, amenazas y vejámenes antisemíticos,
comparado con 874 en 1992. Los peores incidentes incluyeron un
incendio premeditado y un ataque con bomba. No hubo muertes ni
heridas graves…
Alan Swartz, director de investigación de
la ADL, también citó renovados esfuerzos por un
revisionista del Holocausto para colocar avisos en diarios
universitarios declarando que el Holocausto nunca
sucedió.
Los profetas hebreos predijeron dicho odio y abuso del
pueblo escogido de Dios y que (excepto por ciertos periodos de
alivio aparente) no terminarían hasta que Jesucristo
regrese a este mundo para rescatar a su pueblo (Zacarías
12:10). Detrás de gran parte de la propaganda y la
violencia antijudía en todo el mundo, simplemente es
lógico sospechar las maquinaciones de los criminales de
guerra antisemíticos a quines el Vaticano, por haberlos
sacado de contrabando y enviado a Sudamérica, les dio una
nueva oportunidad para continuar con la obra impía a la
que estaban acostumbrados.
La indiferencia encallecida hacia el Holocausto cuando
estaba en proceso y el deseo de hacer que se desvanezca en el
pasado olvidado, es lo que uno esperaría de quienes no
muestran pretensiones de conocer a Dios. Sin embargo, el Vaticano
pretende representara Cristo y establecer la norma moral para el
mundo. El papa periódicamente predica la paz y el amor, y
da disertaciones a otros por sus fracasos morales; sin embargo,
las manos de esta Iglesia están manchadas con la sangre de
millones de victimas inocentes.
La duplicidad
Continua
En 1986, el papa Juan Pablo II fue a la sinagoga de
Roma, que no está lejos de su palacio. En su discurso en
ésa, deploró los crímenes del pasado
cometidos contra los judíos "por cualquiera". Cuando
repitió esta ultima frase, un aplauso espontáneo
irrumpió en el lugar. El papa y el rabino principal, Elio
Toaff, se abrazaron. No obstante, el remordimiento
implícito de su Iglesia por el abuso contra los
judíos era una débil maniobra. Lo que se necesitaba
era una admisión específica de exactamente lo que
la Iglesia le había hecho a los judíos, desde su
confinamiento en Ghettos y matanza a lo largo de la historia,
hasta su asociación con los nazis en el Holocausto. Sin
tal admisión y una disculpa íntegra todos los otros
gestos amables son engañosos.
El 30 de diciembre de 1993, después de 18 meses
de intensas negociaciones, el monseñor Claudio Maria
Celli, subsecretario para países extranjeros en el
Secretariado del Estado, y el doctor Yossi Beilin, viceministro
de asuntos exteriores, firmaron un "Acuerdo Fundamental" de 14
artículos estableciendo plenas relaciones entre el
Vaticano e Israel. El preámbulo hace referencia a "la
naturaleza singular de la relación entre la Iglesia
Católica y el pueblo judío" así como al
"proceso histórico de reconciliación" y al
"progreso en el entendimiento mutuo y amistad entre
católicos y judíos".
La "naturaleza singular de la relación entre la
Iglesia Católica y el pueblo judío" ha sido la de
perseguidor y perseguido, de asesino y asesinado. Con respecto al
"proceso histórico de reconciliación", el
arrepentimiento de Roma para empezar el proceso todavía
está ausente. ¿Cómo puede existir una
reconciliación que tenga sentido a menos que la parte que
ha abusado tan horriblemente a la otra esté dispuesta a
hacer una confesión total, una disculpa sincera, y una
seria restitución?
Desde el establecimiento de estado judío en 1948,
Roma había rehusado por casi 46 años hasta
reconocer la existencia de Israel. Todavía hoy insiste en
que Jerusalén debe ser una ciudad internacional que no sea
gobernada por Israel. ¿Por qué entonces este
"acuerdo" en la actualidad? Siendo que las fronteras de Israel
con la OLP deben definirse de nuevo, el Vaticano se da cuenta que
para tener voz en el futuro de Israel debe establecer relaciones
diplomáticas con ella. Y el Vaticano quiere esa
influencia.
Los actuales líderes de Israel aparentemente se
han olvidado que se necesito el ejército italiano para
liberar a los judíos del ghetto de Roma impuesto por el
Vaticano. También se deben haber olvidado de la
declaración de Pío X que Golda Meir cita en su
autobiografía: "no podemos evitar que los judíos
vayan a Jerusalén pero jamás lo
sancionaremos…Los judíos no han reconocido a
nuestro Señor; nosotros no podemos reconocer a los
judíos". Es peligroso confiar en aquellos cuyas palabras y
hechos consecuentes en los siglos pasados dan la mentira al
"acuerdo" que se está logrando ahora.
En el acuerdo el Vaticano exige la promesa de Israel de
"respetar el derecho humano de libertad de religión y
conciencia".
¡Que descaro absoluto! Roma jamás estuvo
dispuesta a otorgar dichos derechos a otros dondequiera que ha
estado en control. Hemos documentado minuciosamente que el
catolicismo romano es el enemigo implacable de la libertad de
expresión, de religión y de prensa, y que los papas
han suprimido consecuentemente estas libertades siempre que han
tenido el poder para hacerlo.
Además, el acuerdo compromete a Israel y al
Vaticano a trabajar juntos contra el antisemitismo. ¿De
que vale semejante acuerdo sin que Roma haya admitido que ella ha
practicado el antisemitismo más depravado durante siglos,
y sin haberse disculpado sinceramente por haberlo hecho? Sin ese
gesto mínimo, el acuerdo le da a Israel un motivo para
llorar más bien que para regocijarse por ello.
La historia
todavía clama a gritos
La engañosa intención de Roma de cubrir su
antisemitismo también se encuentra en el Segundo Concilio
Vaticano. Allí se alude a los judíos, aunque no los
nombran, como "de los cuales nació Cristo según la
carne" y son llamados "muy amados por el amor de los
padres…
Esta declaración difícilmente encuadre con
la forma que Roma ha tratado al pueblo escogido por Dios a lo
largo de la historia. Uno se desalienta cuando oye la verdad de
semejante fuente. La siguiente frase presenta una mentira no
menos descarada:
Pero el plan de salvación también incluye
a los que reconocen al Creador, en primer lugar entre los cuales
están los musulmanes; éstos profesan sostener la fe
de Abraham, y junto con nosotros adoran al único Dios
misericordioso, el juez de la humanidad en el Ultimo
día.
¡Que blasfemia llamarle Creador al Alá del
islamismo y así identificar a la principal deidad pagana
del antiguo Caaba (el dios de los coraixíes, la tribu de
Mahoma) con Jehová, el Dios de la Biblia. El islamismo
específicamente niega que Alá sea un padre, o tenga
un hijo, o que sea un ser trino de Padre, Hijo, y Espíritu
Santo; el islamismo no tiene explicación para "Hagamos
al hombre a nuestra imagen" (Génesis 1:26).
Alá es misericordioso sólo con los que hacen el
bien, y odia a los pecadores, mientras que el verdadero Dios es
amor y ama a todos. Alá es un dios distante con quien es
imposible tener una relación personal, puesto que carece
de los atributos de santidad, gracia y amor; y es autor del mal.
Alá es la verdadera antítesis del Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob.
Con respecto a profesar "la fe de Abraham", ese
patriarca se anticipaba a la venida de Cristo como el cordero de
Dios que moriría por nuestros pecados (Génesis
22:8; Juan 1:29; 8:56), una verdad a la que los musulmanes se
oponen inflexiblemente. El islamismo niega que Jesús sea
Dios o el Hijo de Dios; niega que le murió en la cruz por
nuestros pecados (alegan que algún otro murió en su
lugar), y por supuesto niega su resurrección. Sin embargo,
esta sección en el Segundo Concilio Vaticano sugiere que
los musulmanes no obstante están incluidos en "el plan de
salvación".
¿Alá es Jehová y el islamismo es la
"fe de Abraham"?¿está Roma mostrándose
generosa hacia los musulmanes a fin de congraciarse con ellos? En
realidad, esta sección en el Segundo Concilio Vaticano
sugiere que todos, hasta los que adoran ídolos, finalmente
estarán bajo la sombrilla salvadora de la Iglesia
Católica Romana- es decir, todos, excepto los
Protestantes. La generosidad de Roma tiene sus límites, a
pesar de que su puño de hierro ahora esté dentro de
un guante de terciopelo. Por el momento, a Israel le están
cortejando, pero el sentido común nos dice que los motivos
son menos que puros. La historia todavía clama por nuestra
atención.
Jerusalén tiene su Yad Vashem (Museo del
Holocausto) para mantener para siempre ante la conciencia del
mundo a los 6 millones de judíos matados por Hitler. En
contraste, no hay un memorial para los incontables millones de
judíos y también cristianos asesinados por la Santa
Madre iglesia. Las palabras engañosamente dulces que
emanan del Vaticano no pueden eliminar la persistente pregunta
suscitada de la historia reciente que nos formula Guenter
Lewy:
Cuando Hitler dio inicio a su campaña homicida
contra los judíos de Europa, la verdad y la justicia
hallaron pocos defensores. El Diputado [Vicario] de Cristo y el
episcopado alemán [Católico] no estaban entre
ellos. El papel que desempeñaron otorga una pertinencia
especial a la pregunta que una jovencita le formula a un
sacerdote en la obra de Max Frisch titulada Andorra:
"¿Dónde estaba usted, padre Benedicto, cuando se
llevaron a nuestro hermano como una bestia al
matadero,…como una bestia al matadero, dónde estaba
usted?".
La pregunta todavía espera una
respuesta.
Autor:
Julio Basualdo
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